Esta fue la 8va fecha del serial LIJACIM organizada por el equipo CAN-AM. La mañana transcurría como la de cualquier de LIJACIM. Como en cada competencia, comencé a prepararme para calentar y posteriormente formarme en la meta para dar inicio a la carrera. Por el tipo de terreno que tenía mucho arbusto y huizache, opté por llevarme mangas y perneras y así disminuir o evitar arañazos. Unos minutos antes de irme a formar, estaba platicando con Cecy del equipo BRO y de pronto sentí un piquete no muy fuerte debajo de la pernera izquierda y sin darle mucha importancia me la fui levantando para ver qué había sido y en ese momento que se asoma la cola de un alacrán… ¡debajo de mi pernera! Mi primer reacción fue jalarlo y le arranqué la cola, después saqué lo que quedaba del alacrán.

Sentí un piquete debajo de la pernera.
Fotografía: Fernando Zepeda
En ese momento me asusté pues nunca me había picado uno. No sabía que hacer ni qué tenía que sentir y la competencia estaba por iniciar. Mientras preguntaba si alguien sabía lo que debía de pasar, sentir, que tomar, etc. cada uno me daba una opinion diferente. Las primeras categorías ya estaban arrancando. Recordé que en mi botiquín personal traía Dexametasona que se usa para tratar reacciones alérgicas intensas y decidí tomármela e iniciar. Total, si me sentía mal, abandonaba la carrera. Cuando llegué, me fijé que las chicas de mi categoría me esperaron para arrancar la competencia. Monté mi bicicleta e iniciamos.

Me esperaron para arrancar la competencia.
Fotografía: Fernando Zepeda
En mi cabeza estaba el cuidar la frecuencia cardiaca para no acelerar tanto el pulso y evitar que se propagara más rápido el veneno. Conforme avanzaba, sentía como iniciaba un pequeño hormigueo en las manos y en los labios. Me sentía rara pero podía seguir. Terminé la primer vuelta y pasando la meta me tomé otra Dexametasona pues el hormigueo se empezaba a propagar un poco más. En mi mente seguía el cuidar el pulso. El hormigueo seguía propagándose y ya comenzaba a sentir el paladar y la lengua dormidos al igual que parte de los brazos. En ese momento le pregunté a unas personas de hidratación que si podían avisar en meta para que me tuvieran lista una Avapena y me respondieron que no tenían forma de contactarlos.

Me sentía rara pero podía seguir.
Fotografía: Fernando Zepeda
Cada vez era mayor la sensación de hormigueo pero aún podía seguir. Al pasar la meta me comentan que ahí estaba ya la Avapena, me paro para tomarla y continúo para la última vuelta. Ya era sólo una vuelta y se terminaba. Cada metro que avanzaba, recortaba el tiempo en competencia con la sensación de hormigueo que seguía avanzando. Ya me hormigueaba gran parte del cuerpo y ya solo quedaba una última subida, la mas pesada. El hormigueo ya estaba en la garganta y ahí me comencé a asustar pensando en que se me podía cerrar, pero ya estaba muy cerca de la meta.

Ya me hormigueaba gran parte del cuerpo.
Fotografía: Fernando Zepeda
Mi cuerpo sí reaccionaba pero la sensación ya era muy extraña. Cruzo la meta y en ese momento mi cuerpo apagó el switch de «modo racing» y ahora sí se puso a atender el pendiente que traía, un piquete de alacrán. Me trajeron una silla y ahí comenzaron los verdaderos síntomas del piquete, frío, calambres, etc. Se escuchaban los diferentes consejos de cada uno y ahí los paramédicos decidieron llevarme a la ambulancia. Cuál fue mi sorpresa pues no contaban con el antídoto. Había que esperar para ver cómo reaccionaba. Una hora después decidí y pedí que me trasladaran al hospital pues no hubo mejoras con el tratamiento de los paramédicos. Ya en el hospital, después de suministrarme 3 antídotos todo volvió a la normalidad.
Agradezco infinitamente a Fernando (Cholo) y a Rosalía (Chayi) por haberme ayudado y trasladado al hospital, a todos los que estuvieron al pendiente de mí y a mi esposo que como pudo llegó al hospital minutos después de haber llegado yo. Aquí seguimos, y como dice el dicho «lo que no te mata, te hace mas fuerte».
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